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Arturo Jiménez Borja

El alma no tiene boca, no puede hablar y decir tengo sed. Utiliza todo lo que halla lícito para manifestarse. No hay ningún arrepentimiento en haber divagado. A través de uno u otro recurso el alma se ha expresado. Es un constante y diverso maravillarse el ver correr el agua, abrirse las flores y las nuebes, sentir el peso de las rocas y la nada de las libélulas.

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