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Ancho de Basto

Hace un tiempo comencé a notar que encontraba cartas en la calle muy a menudo. De las españolas, o las de poker, de todo tipo, palo y color.
Un poco extrañada, pero consecuente con mi personalidad timbera y un tanto supersticiosa, decidí empezar a juntarlas. Así llevo ahora, por ejemplo, un jocker que levanté en Lima. A veces me acuerdo, otras veces no; la mayoría de los avistajes incluyen una buena cantidad de agua sucia, barro, bosta de caballo... asi que ahí se quedan. Una que recuerdo bien, siempre, y que no levanté fue un cinco de corazones, en Trujillo me parece. Si alguien sabe de su valor, cante.
Bueno, Iquitos me ha dejado de cara. En principio encontre una o dos en el mercado de Belén, y atiné a levantarlas. Dos cuadras más allá encontre casi un mazo y ahí ya me di por vencida. Por cierto el piso del mercado es una mezcla de tierra, agua de pescado y quién sabe cuanto más, asi que definitivamente las dejé donde pudiera verlas de lejos. Pensé que sería circunstancial, pero caminando por la ciudad no he dejado de ver si no mazos enteros, diez o doce cartas repartidas en la vereda, en la calle... en los malecones. Y es que aquí la gente pasa las eternas siestas de lenta pero eficiente humedad jugando a las cartas. Se los puede ver en grupos de mujeres, de hombres y niños. En la vereda del bar, o de la botica, en el mercado, en la puerta de una casa...
Igualmente, y algo tiene que significar, cada vez que encuentro una carta huérfana, solitaria entre tantas otras tiradas en masa -o mazo- en las calles de Iquitos, está volteada hacia abajo. Y yo, por supuesto, nunca osaría darla vuelta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

seguís escribiendo... y decís que ya no tenes inspiración... eso es tan falso, como decir en una noche oscura: no hay luz... (absurda mentira.... hay luz... solo q es luz imperceptible a nuestros ojos... se llama luz polarizada)...
besos amiga
polansky

Anónimo dijo...

Yo tengo el 10 de pica, aparecido ante mis pies en alguna calle de Humahuaca....

Te quiero

Laucha